lunes, 7 de junio de 2010

La Mediación Propedéutica, en el contexto universitario

mediación propedéutica

La mediación propedéutica contituye:

… un conjunto ordenado de métodos y procedimientos, previos y preparatorios, para la promoción del potencial de bienestar de los individuos, que conduzcan a un enfrentamiento sano con la realidad.

Desde la mediación propedéutica se estima dar un paso de lo asistencial, a lo preventivo y promocional; para ello es necesario realizar un trabajo no centrado en la asistencia, sino en las potencialidades que existen en la propia persona y en las propias comunidades.


La Mediación universitaria, como MEDIACIÓN PROPEDÉUTICA es:


Un conjunto de métodos y estrategias de anticipación que hacen falta conocer, reflexionar y experienciar para adaptarse a los cambios y transformar de forma constructiva los antagonismos; nutren a los estudiantes universitarios dotándolos de herramientas y habilidades que les permita la elaboración intra e interpersonal de los problemas, buscando vías más provechosas y alternativas más sanas a los hábitos de vida no saludables.

En este contexto, entendemos por mediación la actitud, la forma, el talante, la condición, del promotor de salud, del estudiante-mediador, que se coloca como un facilitador, dinamizador… de la transformación personal de los demás (iguales) estudiantes de la comunidad universitaria ante los valores y hábitos de vida.


Cuando existe un conflicto entre individuos y valores que ponen en riesgo la salud mental o física de éstos, es necesario y está indicado intervenir. Y en el contexto comunidad universitaria, mediar tiene sentido facilitando información o inclusive, simplemente cuestionándolo, romper la tendencia y el miedo al cambio, siendo facilitadores y promotores en salud que reestructure su conducta.

Objetivos de la mediación propedéutica.

• Capacitar para adaptarse a los cambios, ser autónomo, con espíritu crítico y cooperativo.
• Defender la tolerancia, pluralidad de valores y opciones morales.
• Transformar de manera constructiva los conflictos.
• Repensar las relaciones interpersonales.
• Desarrollar un pensamiento no lineal sino dialéctico y en constante transformación.
• Aprender a tratar y solucionar las contradicciones antes de que lleguen a convertirse en antagonismos.
• Recuperar y transmitir la idea de cultura bajo la perspectiva de la “democracia cultural” y así potenciar a la comunidad universitaria para que la genere.
• Promover habilidades personales y sociales para resolver los conflictos por sí mismos. Se promueve la habilidad de pensar con otros, reflexiva y flexiblemente, y la posibilidad de intentar soluciones, elaborar estrategias, creativa y críticamente. La promoción es la maximización del potencial y del bienestar de los individuos.


por Antonio Rincón.



Reflexiones sobre Formación y Compromiso

Formar o trabajar desde este modelo supone asumir lo paradójico a la hora de instrumentalizar los recursos o las actuaciones. A veces no es fácil que se entienda tanto por el grupo, como por la institución que organiza, las técnicas u estrategias empleadas para promover iniciativas, proyectos o propuestas creativas.

El deseo de modificar o querer cambiar actitudes, metodologías o estar abiertos a nuevas posibilidades, coexiste contradictoriamente con la resistencia a lo nuevo. Levanta demasiados temores y ansiedades que hay que superar para poder transformar la tendencia al inmovilismo, y que empieza por saber reconocerlo y explicitarlo.

Al grupo de formación puedes devolverle en el momento adecuado las estrategias metodológicas que has utilizado y que pueda evaluarla y analizarla, e incluso se debe explicitar en el comienzo de constitución del propio grupo, para no levantar falsas expectativas, tus formas de actuar y tus intenciones y objetivos para que exista verdadera coherencia. Mayor dificultad supone en bastantes ocasiones, dar a conocer y ser entendido y apoyado por la propia administración que te contrata.

Sería muy conveniente que técnicos o agentes y políticos se sentaran en la misma mesa para conocer y debatir este modelo que, efectivamente, no es aséptico. Es una opción, una posición frente a la sociedad, a sus valores.

Es una apuesta, un compromiso ético a favor de la participación y de la democracia, de la igualdad de oportunidades, del pensar y actuar, a favor de un mundo más justo y solidario.

La paradoja está en que este modelo a veces supone una transgresión en la medida que pones en tela de juício lo existente, un cuestionamiento de lo establecido, ya que se tiende a normalizar demasiado cuales son los procedimientos correctos, admisibles y excluyentes.

Pero este modelo nos puede permitir romper con la tendencia a la repetición y a la identificación proyectiva de defensa ante un supuesto “ataque” a la institución.

Como si la crítica y el cuestionamiento no fueran los elementos más democráticos de que disponemos. Y como si la “intencionalidad” no pudiera ser para mejorar y avanzar, un indicador de la realidad que permita enriquecer la planificación.

O que el proceso de tomar decisiones puede ser permanente y revocable, así como transparente, sin esa obsesión por la rigidez y la repetición. Se trata de poder desarrollar y facilitar el potencial productivo y creativo y valorar la experiencia que también tenemos en Andalucía.