martes, 25 de agosto de 2015

La recuperación como modelo en salud mental




 La recuperación se define como un proceso "muy personal” y único que supone el desarrollo de un nuevo significado y propósito en la vida más allá de los efectos negativos de la enfermedad mental. Se trata de un proceso continuo, que consiste en adquirir o recuperar muchos aspectos de la vida cotidiana de las personas, que pueden haberse perdido a causa de la enfermedad mental.




En este enfoque, el concepto de recuperación no hace alusión a la mera recuperación clínica, que sería sinónimo de cura, o de volver a la situación anterior a la enfermedad. Este enfoque pone el énfasis en los ámbitos de la vida afectados por la enfermedad, y no en los síntomas o la enfermedad. Se orienta a que la persona aumente su capacidad de vivir una vida satisfactoria, según sus intereses, metas, objetivos y posibilidades, incluso si los síntomas de su enfermedad persisten.



Si se adopta de forma correcta y global, el concepto de recuperación podría transformar los servicios de salud mental y desbloquear el potencial de miles de personas quien sufren una enfermedad mental. Los servicios deberían estar diseñados para ofrecer un soporte directo y los profesionales deberían estar formados para ayudar a las personas a conseguir una mayor calidad de vida. Esto supondría un cambio sustancial para muchas organizaciones e individuos.”

Future vision Coalition (Julio 2009)






¿QUÉ ES?


Toma de control por parte de la persona atendida sobre su proceso, independientemente de la evolución de su sintomatología clínica. (Empoderamiento)

 

Elaboración de un proyecto de vida, con unas metas loables, pasando su enfermedad a un segundo plano, aprendiendo a vivir con ella, y no para ella.

 

Concepto Estrechamente ligado al modelo de atención comunitaria en Salud Mental. 




La rehabilitación se encuentra ahora en un

proceso de redefinición para incorporar las ideas de recuperación  (Roberts et al., 2006).


Ha mantenido un énfasis creciente en la autoayuda y en un enfoque centrado en lo que las personas pueden hacer, en vez de lo que no pueden hacer.  (Rapp & Goscha, 2006).

Da importancia a las ideas de no perder la esperanza y mantener altas las expectativas (Perkins, 2006).




PRINCIPIOS DE RECUPERACIÓN:



EVALUACIÓN DE SERVICIOS DESDE EL PRINCIPIO.

1 FASE

Comprender las complejidades de las ideas subyacentes a cada reto.

Evalúa el nivel de avance de los principales profesionales.

 

 

Etapa 1 compromiso

Etapa 2 desarrollo

Etapa 3 transformación 

 

 

Implantación internacional del modelo de la “recuperación”




La recuperación proporciona un nuevo fundamento a los servicios de salud mental. Se ha convertido en el principio organizativo clave que subyace en los servicios de salud mental en:

Nueva Zelanda (Mental Health Commission, 1998), los Estados Unidos (Department of Health and Human Services, 2003) y Australia (Australia Goverment, 2003). Cerca de nuestro entorno, se han adoptado en Irlanda (Mental Health Commission, 2005) y en Escocia Scotland Goverment, 2006). Inglaterra  Goverment’s National Director of Mental Health, 2006)

 



    Constituir un "centro de formación sobre recuperación" que impulse los programas.


Su gestión y plantilla  la deben formar usuarios/educadores, y ligada a la implantación de la recuperación en los servicios de salud mental de cada área.

  Un buen punto de partida podría ser que los servicios funcionaran con un modelo “educativo” en vez de “terapéutico”. Así se pondría el acento en el aprendizaje recíproco, lo que ayudaría a fomentar la autodeterminación y la autogestión.

 

Garantizar el compromiso organizativo y crear "cultura" de recuperación.

Pero la formación no es suficiente. Los valores de la recuperación necesitan integrarse en todos los procesos de gestión de la organización: en la contratación, supervisión, evaluación, auditoría, planificación y políticas de funcionamiento.


  Aumentar la “personalización” y la toma de decisiones.

Esto se consigue proporcionando más información y promoviendo la autogestión; más planificación conjunta para la gestión de crisis, mayor toma de decisiones compartidas sobre la medicación; mayor posibilidad de elegir entre tratamientos etc.


           Cambiar el modo en que enfocamos la evaluación y gestión de riesgos.

"La posibilidad de aparición de riesgos es u na consecuencia inevitable de que las personas empoderadas tomen decisiones sobre su propia vida" (Department of Health, 2007).


La evaluación y gestión de riesgos necesita ser más abierta, más transparente, con personas usuarias y profesionales trabajando juntos de forma colaborativa.

 

Aumentar las posibilidades de construir una vida “más allá de la enfermedad”.

Los servicios necesitan centrarse en la inclusión en la comunidad, no únicamente en la "integración" (que a veces puede significar simplemente ocupar el mismo espacio físico que los demás). Creemos que el acceso a oportunidades de trabajo remunerado es especialmente importante al respecto.


También habrá que hacer frente al estigma y la discriminación. Siguen siendo la principal barrera que impide que las personas con enfermedad mental sean capaces de construir una vida satisfactoria y con sentido.

 

·   Apoyar a las y los profesionales durante su propia recuperación.


Las y los profesionales de salud mental también son personas y como parte del proceso de cambio organizativo, tendremos que garantizar que reciben apoyo (al igual que las personas cuidadoras) durante su propia recuperación.

 

 Redefinir la participación de las personas usuarias.

 

Ambos grupos ( trabajadores/usuarios) deben trabajar juntos en una asociación tan equitativa como sea posible.

 

Transformar al colectivo de profesionales.

Los profesionales seguirán siendo importantes, pero tendrán que reconocer que su contribución necesita hacerse de un modo distinto, respondiendo a las prioridades definidas por las propias personas usuarias.


A medida que los servicios realmente se vayan centrando en las necesidades de las personas usuarias y acepten el valor de su “experiencia vivida”, habrá implicaciones obvias para la formación de la plantilla.

 

...pero 

... ¿ Sería posible implantar este modelo en España y abolir el actual "modelo médico-jerárquico" ?

¿Se aceptaría la inclusión de hecho y de derecho de los profesionales sociales ?


Apostamos por la nueva definición de "PROFESIONALES DE LA SALUD" en lugar de la perversa y alienante agrupación actual de "personal sanitario y no sanitario". 

¿Podrá tener de facto el reconocimiento y, por tanto la modificación actual respecto a la actualización de los estudios universitarios, rompiendo la subdivisión diplomados y licenciados por grados?


¿Hay que ser psiquiatra o psicólogo para coordinar un equipo?
¿Los actuales Coordinadores de los Equipos de Salud, realmente están preparados?



                                                     Antonio Rincón Revuelta
                                                                 idobnocnir@gmail.com






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